Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 24 de abril de 2024

Canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII abril 2014 (9 de 9) Mi diario Ultimas reflexiones

 

Recuerdos de aquellos inolvidables dias de abril 2014.  Eternamente agradecida

 

Después del privilegio de vivenciar la canonización de un “amigo” (así lo llamaba mi padre), un maestro para mi e inspirador de este blog,  un Papa que me ha mostrado el camino, que ha afianzado  mi fe y cambiado mi vida, quedan algunas impresiones  imborrables,  fuertemente relacionadas con San Juan Pablo II y que precedieron – casi todas - esta celebración:  

Mis primeros contactos con los administradores del sitio dedicado a Juan Pablo II que funcionaba dentro de la pagina web del Vicariato de Roma;  el antiguo Foro que no duró mucho tiempo pero fue suficiente para trabar amistades que siguen perdurando;  la emoción de mi primera traducción para el sitio y luego para la revista Totus Tuus; los contactos con la Postulación y las amistades que nacieron entonces;  mi primer e inolvidable viaje a Polonia y otros que siguieron;   la emoción de la participación en la sesión de clausura de la investigación diocesana sobre la vida, las virtudes y la fama de santidad del Siervo de Dios Juan Pablo II en abril de 2007 y finalmente el gozo de estar en la Plaza San Pedro para la ceremonia de beatificaciòn el 1ro de mayo de 2011.

 Cumplida esa etapa ya nos parecía un proceso concluido….era santo!  solo faltaba que,  entre tantos,  se escogiera y reconociera el segundo milagro…. ocurrido justamente aquel dia de gozo en la persona de la señora Floribeth Morade Costa Rica, en aquel país donde Juan Pablo II lanzó un fuerte y decidido desafío a los jóvenes.  (aquí en audio y aquí en texto)

 Durante los últimos años nunca ha perdido fuerza para mi la impronta del himno Aprite le porte a Cristo que sigue emocionándome como el primer dia.  

Hoy me corresponde dar gracias por el privilegio de estar allí en la ceremonia de canonización,  aunque quizás la emoción fue más fuerte el dia de la beatificación (precisamente por lo descripto más arriba), quizás más solemne también la preparación y todo el entorno de la plaza y de Roma misma aunque es difícil expresar el orgullo que siento que esta ceremonia del Domingo de la Misericordia del 2014 estuviese presidida por el Papa Francisco, un Papa argentino!  Quedará grabado en mi memoria el testimonio y la devoción de los polacos terminada la ceremonia -  y que continuó el dia lunes -  de grupos procedentes de diversas regiones y parroquias (por sus diferentes identificaciones) arrodillados sobre el adoquinado de la Plaza San Pedro rezando el rosario:  conmovedor y ejemplar,  difícil expresarlo en palabras… un testimonio fuerte, un sacudón para el alma, una caricia al corazón.

Imagino la emoción de los polacos que no pudieron ir a Roma y celebraron la canonización en su propia patria, un país que dos totalitarismos desenfrenados y avasallantes trataron de mutilar, de pisotear y aniquilar sin éxito, si bien no sin devastadoras consecuencias.  El nuevo santo ha dejado un testimonio indeleble advirtiendo de aquellos peligros en sus escritos desde su temprana juventud; más tarde en homilías y discursos pre pontificado y ya como Pontífice, especialmente durante sus viajes a su patria.

Por otro lado hay una imagen de estos dias que guardan emocionadas mis pupilas: el saludo de Sor Tobiana al Papa emérito Benedicto XVI. cuantos recuerdos compartes sus miradas....

Imagino también la emoción del cardenal Stanislaw Dziwisz, su secretario....qué regalo el día de su cumpleaños!   El 27 de abril cumplía 75 años!

Entre tantas discusiones y debates en los medios, acerca de la “acertada medida”,  “encuentro entre conservadores y progresistas”, “la decisión de un Papa audaz” en cuanto a la canonización de estos dos Papas Juan XXIII y Juan Pablo II conjuntamente,  quiero colaborar con mi propia versión.    Esta extraordinaria “aventura” ha demostrado que la Iglesia sabe donde esta parada, han sido dos Papas que han cambiado el mundo en diferentes épocas, dos Papas que marcaron la Iglesia y los tiempos, su diario vivir, sus relaciones con el mundo, el laicado y las demás religiones.   Si bien el pontificado de Juan XXIII es más lejano y no lo sentimos tan contemporáneo, su huella ha surcado profundamente los más variados estamentos. Un papa considerado anciano y bonachón revolucionó a la Iglesia contra toda expectativa y advertencias, atreviéndose a convocar el Concilio Vaticano II, que luego culminara durante el pontificado de Pablo VI.  Karol Wojtyla  fue quizás el discípulo más fiel y consecuente de este Concilio extrapolando toda la experiencia vivida a su propia diócesis,  durante un periodo de comunismo duro e intransigente, convocando el Sínodo de Cracovia en 1972, después de un año de “preparación” como contundente expresión de su compromiso con la Iglesia y con su patria, si bien la preparación al mismo era más lejana, pues había sido precedida por la particular “gran novena” de los nueve años y el arrresto domiciliario del cardenal Wyszynski.  Karol Woytila habia pasado por la escuela sinodal de los Sinodos creados por el papa Pablo VI el 15 de septiembre de 1965, “uno de los frutos del Concilio”. Miembro de todos los Sínodos que se realizaban en Roma participó en todos menos en uno como obispo. Fue en 1967 cuando al cardenal Stefan Wyszynski, primado de Polonia, se le negó el permiso para ir a Roma y asistir al sínodo de octubre. En un gesto de solidaridad, el entonces recientemente creado cardenal Karol Wojtyla, arzobispo de Cracovia, tampoco participó.
 La clausura del Sínodo de Cracovia tuvo lugar el 22 de junio de 1983 en la Catedral de Wawel, que custodia las reliquias de San Estanislao y el acto litúrgico fué presidido por el entonces ya Santo Padre Juan Pablo II.

Pensar que hace una semana caminaba maravillada por el adoquinado de la Plaza San Pedro y hoy, vuelta a la realidad cotidiana por las veredas de Buenos Aires….

Por todo lo vivido y lo contado y mucho más 
GRACIAS SEÑOR!!! 
ante todo por la gracia de haberme llevado por este camino...
 

Entre otros, guardo como recuerdo de los días pasados dos pequeños papelitos que me “gané” en el “sorteo” de los jóvenes del Centro San Lorenzo que llevaron la Cruz de las Jornadas a la Plaza San Pedro los días previos a la canonización:

 Salmo 84,5 ¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar!  

Isaías 58, 11: “El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agota

Algun dia juntare todas lsa fotos de las ceremonias de beatificacion y canonizacion y las publicare en una carpeta o un blog!! 

A 10 años de la canonización de Juan Pablo II – Recordando (8 de 9)

 


Recuerdos de aquellos inolvidables dias de abril 2014.  Eternamente agradecida

Aunque ya no es parte mi “diario” pues ha ocurrido despues de mi partida dejaré aun dos posts adicionales etiquetados bajo el mismo titulo, como parte de esta extraordinaria experiencia.

“Esta mañana el Santo Padre Francisco presidió en la Iglesia de San Estanislao en Roma, la misa de agradecimiento por la Canonización de Juan Pablo II. Luego de la celebración, el Papa regresó al Vaticano para el rezo del Regina Coeli. 

La Iglesia de San Estanislao, en la calle Botteghe Oscure de Roma, mejor conocida como la “iglesia de los polacos”, es la iglesia nacional de Polonia, punto de referencia para los casi 20.000 polacos residentes en Roma, cuya historia se remonta al siglo XVI, cuando el Cardenal Estanislao Osio pidió al Papa Gregorio XIII que diera a la comunidad polaca un lugar en donde poder recibir ayuda espiritual y material. Juan Pablo II visitó esta Iglesia tres veces cuando era Papa.

 


Texto completo de la homilía del Papa traducida al español por el  jesuita Guillermo Ortiz (Vat News)


Pedro testigo de la esperanza que es Cristo

En el pasaje de los Hechos de los Apóstoles hemos escuchado la voz de Pedro, que anuncia con fuerza la resurrección de Jesús. Y en la segunda lectura es también Pedro que confirma a los fieles en la fe en Cristo, escribiendo: “ustedes por obra suya creen en Dios, que lo ha resucitado de entre los muertos…, de modo que su fe y su esperanza están dirigidas a Dios” 1,21).

Pedro es el punto de referencia firme en la comunidad porque está fundado en la Roca que es Cristo. Así estuvo Juan Pablo II, verdadera piedra, anclado a la gran Roca. 

Una semana después de la canonización de Juan XXIII y de Juan Pablo II, estamos reunidos en esta iglesia de los polacos en Roma, para agradecer al Señor el don del santo Obispo de Roma hijo de vuestra Nación. Él siempre vino aquí en diversos momentos de su vida y de la vida de Polonia. En los momentos de tristeza y de abatimiento, cuando todo parecía perdido, él no perdía la esperanza. Él no perdía la esperanza, porque su fe y su esperanza estaban fijos en Dios. Y así era piedra, roca, para esta comunidad (1 Pt 1,21). Era piedra, roca para esta comunidad, que aquí reza, que aquí escucha la Palabra, prepara los Sacramentos y los administra, recibe a los necesitados, canta y hace fiesta, y desde aquí sale a las periferias de Roma.

Ustedes, hermanos y hermanas, hacen parte de un pueblo que ha sido muy probado en su historia. El pueblo polaco sabe bien que para entrar en la gloria es necesario pasar a través de la pasión y la cruz (cfr Lc 24,26). Y no lo saben porque lo han estudiado, sino porque lo han vivido. San Juan Pablo II, como digno hijo de su patria terrena, siguió este camino. Lo siguió de un modo ejemplar, recibiendo de Dios el despojo total. Por esto “su carne reposa en la esperanza” (cfr At 2,26; Sal 16,9).

 Y nosotros ¿estamos dispuestos a seguir este camino?

Ustedes, queridos hermanos, que forman hoy la comunidad cristiana de polacos en Roma ¿quieren seguir este camino? 

San Pedro, también con la voz de san Juan Pablo II, les dice “compórtense con temor de Dios en el tiempo en que viven aquí abajo como extranjeros” (1 Pt 1,17).

Somos caminantes, no errantes. Somos peregrinos pero no vagabundos – come decía san Juan Pablo II.

Los dos discípulos de Emaús en la ida eran errantes, no sabían dónde terminarían, pero al regreso ¡no! Al regreso eran ¡testigos de la esperanza que es Cristo! Porque lo habían encontrado a Él, el Caminante resucitado. Este Jesús que camina con nosotros está aquí. Jesús hoy está aquí con su Palabra, camina con nosotros.

 También nosotros podemos convertirnos en “caminantes resucitados” si su Palabra enciende nuestro corazón, y la Eucaristía nos abre los ojos a la fe y nos nutre de esperanza y de caridad. También nosotros podemos caminar junto a los hermanos y hermanas que están tristes y desesperados, y encender sus corazones con el Evangelio, y partir el pan con ellos, el pan de la fraternidad.

 

Que San Juan Pablo II nos ayude a ser “caminantes resucitados”. Amén.

 

martes, 23 de abril de 2024

A 10 años de la canonización de Juan Pablo II – Recordando (7 de 9)

 

Cambio de hotel el miércoles, con la consiguiente pérdida de tiempo, pero ahora estoy más cerca de la Basílica de San Pedro y pude llegar bien a la Audiencia del Papa Francisco. El Santo Padre suele recorrer la plaza antes de comenzar la Audiencia, así que traté de ir lo más temprano posible, pero sin la más mínima esperanza de verlo pasar cerca….pero oh sorpresa cuando escuché que los murmullos y gritos iban en aumento me di cuenta sorprendidísima que se estaba acercando…que emoción verlo de tan cerca a nuestro Arzobispo Jorge Bergoglio vestido de blanco….se siente algo diferente que verlo en las fotografías… después de haber canonizado a dos grandes Papas de la Iglesia: a un maestro y un discípulo fiel del Concilio Vaticano II.  

 




La Audiencia del Papa Francisco fue la 2da en la serie de las catequesis sobre los dones del Espíritu Santo. Lamentablemente vi que la gente en la plaza tenía más ganas de verlo que de escucharlo, pues cuando se dispuso a hablar el interés había disminuido.  Es que escuchar en cierta manera significa reflexionar,  comprometerse, tratar de seguir las enseñanzas, ponerlas en práctica… una tarea más ardua y comprometedora que aplaudir, gritar, emocionarse por verlo, clickear y clickear hasta el cansancio para obtener las mejores fotografías…. Terminada la audiencia la acostumbrada bendición de los objetos religiosos y la bendición para los presentes y sus familias,  extensiva a todos aquellos que llevamos en nuestros corazones, así que en la bendición consideré  incluidos todos aquellos que visitan este blog.   

 

Los polacos siguen en Roma, da alegría verlos. Llena el corazón. Ellos siguen disfrutando la visita a la ciudad eterna transmitiendo un gozo contagioso a quienes los ven pasar en grupos procedentes de las más diversas regiones y parroquias de Polonia. Quizás algunos puedan quedarse hasta el domingo cuando el Papa Francisco celebre Misa en la Iglesia de San Estanislao, la iglesia de los polacos en Roma…no querrán irse de Roma sin ver bien de cerca al Papa que con motivo de la canonización de su compatriota lesdiera las gracias al pueblo polaco y a la iglesia en Polonia por el don de Juan Pablo II, don del cual nos enriquecemos todos, como decía en su mensaje y agregaba “Juan Pablo II continua inspirándonos. Nos inspiran sus palabras, sus escritos, sus gestos, su estilo de servicio. Nos inspira su sufrimiento vivido con una esperanza heroica. Nos inspira su confianza total en Cristo,  Redentor del hombre, y a la Madre de Dios.”

 

Hasta el miércoles todavía no había podido entrar a la Basílica de San Pedro ni rezar ante la tumba de Juan Pablo II. La fila para entrar seguía siendo interminable durante todo el día abrazando la plaza y por momentos llegando a verse envuelta en caracol hacia el centro. Ahora que estaba en un hotel más cerca se me hacía más fácil ir temprano por la mañana, asi que finalmente fui el último día de mi estada en Roma, el jueves. Las tumbas de los nuevos santos han quedado en el mismo lugar : Juan Pablo II en la capilla de San Sebastián y Juan XXIII  debajo del altar de San Jerónimo.  Y allí fui a visitar al Papa de la familia (por Juan Pablo II) y al Papa de la docilidad del Espíritu santo (por el Papa Juan XXIII), como los llamara el Papa Francisco en su solemne homilía decanonización. 

 

“Dos hombres valerosos, llenos de la parresia del Espìritu Santo, que dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia, que fueron sacerdotes y obispos y papas del siglo XX, que conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron. En ellos, Dios fue más fuerte: fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en ellos fue más fuerte la misericordia de Dios…”

Ir temprano significa a veces también tener que esperar adentro para acercarse un poco mas detrás de las vallas, porque temprano suele haber misas “privadas” como le llaman a las misas de diferentes grupos que solicitan el correspondiente permiso. Viendo que no podría acercarme asistí primero a Misa en la capilla del Santisimo Sacramento, que fue en realidad una misa solemne, cantada en parte por el sacerdote celebrante.  Terminada ya pude arrodillarme cerca de la tumba y rezar allí el rosario, esa oración “predilecta” de Juan Pablo II, y también tomar algunas fotografías.

 

Como reflexión última me queda el título del libro de Tito Garabal, ese testimonio tan espontáneo, profundo y personal de la visita de Juan Pablo II a Uruguay, Chile y Argentina en 1987, el año de la JMJ en la Argentina: El viaje empieza ahora…. Y de las palabras que Tito Garabal agrega el comienzo de su libro citando al Papa que en perfecto castellano le dice: “ahora hay que comprometerse y trabajar en la evangelización. Son una Iglesia y un pueblo jóvenes, con mucho futuro. Deben asumir cada una de las palabras con el corazón. Ahí esta el camino: deben comprometerse y trabajar mucho”.  Palabras de un Papa que al llegar entonces a la Argentina nos dijo en su primer discurso que venía para “…que la semilla del evangelio penetre más profundamente en todos los ambientes de esta noble y fecunda tierra argentina” 

 

 

lunes, 22 de abril de 2024

A 10 años de la canonización de Juan Pablo II – Recordando (6 de 9)

 


Se me acortan los días en Roma (es martes) y aún seguimos maravillados ante los testimonios de los polacos.  Algunos habrán venido como turistas, indudablemente, pero la gran mayoría de los que han venido a esta fiesta sigue dando ejemplo de una fe viva, de un amor incondicional a su santo, que supo transmitirles la fe necesaria para aprender a  "saborear" el valor de la libertad con su primer visita como Papa en 1979, de  valorar la vida y comprender el misterio del dolor y del sufrimiento, la existencia inexorable del bien y del mal, esa "convivencia" que tanto nos cuesta entender. Donde se encuentra a un polaco en alguna iglesia se nota de lejos su origen, reverencia, agradecimiento, alegría, orgullo.

Son también innumerables los grupos procedentes de diferentes ciudades y regiones.  Los romanos, acostumbrados a estas multitudes que  "molestan" en cierta manera su movimiento cotidiano,  nunca reconocerán que de ello también viven, del así llamado turismo religioso, sin menospreciar la  indudable unicidad de esta maravillosa  capital italiana.  Roma es Roma, no tiene explicación.  Ruidosa y bulliciosa no deja de ser una incógnita, puede visitarse sin guía ni mapa pues a cualquier vuelta de esquina uno se encontrará con algo nunca visto y la seguirá descubriendo asombrado hasta que sus pies digan basta......

Y nosotros los argentinos orgullosos que nuestro querido  Juan Pablo II es canonizado por Francisco, otro “Papa de la misericordia”.  “Con alegría y gozo, venerables hermanos, juzgando que pueden ser venerados por toda la Iglesia los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II,  por la autoridad de Dios Omnipotente, de los Santos Pedro y Pablo he decidido que Juan XXIII y Juan Pablo II el día 27 del mes de abril del año 2014 sean incorporados al árbol de los santos”  nos anunciaba en latin el Papa Francisco,  durante el Consistorio Ordinario Público para la Canonización de los Beatos Papas Juan XXIII y Juan Pablo II.

Y asi nos quedarán grabados a fuego tres Domingos de la Misericordia

Domingo de la Misericordia 2005: muere Juan Pablo II (el inicio de este blog  fue en 2007, pero el verdadero “nacimiento” ocurrió aquellos momentos tan especiales de abril del 2005)

Domingo de la Misericordia 2011:  beatificacion de Juan Pablo II 

Domingo de la Misericordia 2014: canonización de Juan Pablo II junto a Juan XXIII;   el Papa que se “atrevió” a poner en marcha el Concilio Vaticano II,  junto a un gran discípulo, maestro del Concilio Vaticano II y organizador del “Concilio polaco” :  el Sinodo de Cracovia    para reproducir la experiencia del Concilio y brindar a los fieles de la arquidiócesis la oportunidad de leer y analizar los documentos del Concilio.

La emoción es aún mayor pensando que es una canonización presidida por un Papa argentino: el Papa Francisco, cuyo lema episcopal se identifica con la  Divina misericordia:  “Miserando atque eligendo” , un Papa que no pierde oportunidad de hablar de la misericordia.

“Soy alguien que ha sido mirado por el Señor. Mi lema “Miserando atque eligendo” es algo que, en mi caso, he sentido siempre muy verdadero. … el gerundio miserando me parece intraducible tanto en italiano como en español. A mi me gusta traducirlo con otro gerundio que no existe: misericordiando”   “Los ministros de la Iglesia deben ser ante todo ministros de  misericordia! “Hay que acompañar con misericordia. Cuando sucede asi el Espiritu Santo inspira al sacerdote la palabra oportuna”

Hoy temprano fue el turno de Santa María Maggiore, una de las basílicas papales.  Ante la imagen de Santa María Populis Romani no pude dejar de recordar aquella explicación de la cual ya escribí en este blog, como estas santas imágenes guardan como tesoro las plegarias recibidas para luego derramarlas como gracias sobre aquellos que ante ellas se postran suplicantes.




Lentamente, sin apuro porque nos encontrábamos en San Giovanni in Laterano a las cuatro,  y tenía aún tiempo de sobra, pase por una iglesia donde nunca había entrado, quizás por tantos escalones .....algo me llamaba. Era la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (recordaba el altar de la iglesia de Wadowice) y justo empezaba una misa. Polacos naturalmente. Es posible encontrarse con misas polacas en cualquier iglesia a cualquier hora..... Eran pasadas las dos de la tarde. Terminada la misa fui rezando la coronilla hacia San Juan de Letrán. Era temprano aún y decidi hacer una visita sola, por la primer capilla que pase otra misa polaca.....esta vez eran sólo sacerdotes.




Terminamos el día intercambiando opiniones, enriquecidas con pormenores de los días pasados, cimentando amistades y prometiéndonos contactos.

Después naturalmente una pizza al plato y a "casa" que era pasar nuevamente ante San Pedro iluminada, la plaza ya más sola que los días pasados, testigo a esa hora casi muda de tantas historias, encuentros y abrazos de los días pasados.

Pequeño broche de oro del día  : una flor del arreglo floral del día de la canonización (que aún atesoro, junto a la reliquia de 2do grado) ) y estampas para repartir!

Gracias Papa Francisco!

Gracias Benedicto XVI!

 

Invito visitar posts etiquetados  Causa Beatificacion y Canonizaciòn Juan Pablo II 

Oder (postulador de la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II)  



 

Perdon y Misericordia – Papa Francisco

 


Jesús resucitado se aparece a los discípulos varias veces. Consuela con paciencia sus corazones desanimados. De este modo realiza, después de su resurrección, la “resurrección de los discípulos”. Y ellos, reanimados por Jesús, cambian de vida. Antes, tantas palabras y tantos ejemplos del Señor no habían logrado transformarlos. Ahora, en Pascua, sucede algo nuevo. Y se lleva a cabo en el signo de la misericordia. Jesús los vuelve a levantar con la misericordia ―los vuelve a levantar con la misericordia― y ellos, misericordiados, se vuelven misericordiosos. Es muy difícil ser misericordioso si uno de se da cuenta de ser miseridocordiado.

Ante todo, son misericordiados por medio de tres dones: primero Jesús les ofrece la paz, después el Espíritu, y finalmente las llagas. En primer lugar, les da la paz…..: «¡La paz esté con ustedes!»(…)!

Como el Padre me envió, así yo los envío a ustedes» (Jn 20,21). Es como si dijera: “Los mando porque creo en ustedes (…) Y los discípulos se sienten misericordiados: sienten que Dios no los condena, no los humilla, sino que cree en ellos.(…) Jesús hoy repite una vez más: “Paz a ti, que eres valioso a mis ojos. Paz a ti, que tienes una misión. Nadie puede realizarla en tu lugar. Eres insustituible. Y Yo creo en ti”.

Jesús misericordia a los discípulos dándoles el Espíritu Santo. Lo otorga para la remisión de los pecados (cf. vv. 22-23). Los discípulos eran culpables, habían huido abandonando al Maestro. Y el pecado atormenta, el mal tiene su precio.(…) Como aquellos discípulos, necesitamos dejarnos perdonar, decir desde lo profundo del corazón: “Perdón Señor”. Abrir el corazón para dejarse perdonar. El perdón en el Espíritu Santo es el don pascual para resurgir interiormente. Pidamos la gracia de acogerlo, de abrazar el Sacramento del perdón. Y de comprender que en el centro de la Confesión no estamos nosotros con nuestros pecados, sino Dios con su misericordia. No nos confesamos para hundirnos, sino para dejarnos levantar(…) Lo necesitamos, así como los niños pequeños, todas las veces que caen, necesitan que el papá los vuelva a levantar. También nosotros caemos con frecuencia. Y la mano del Padre está lista para volver a ponernos en pie y hacer que sigamos adelante. Esta mano segura y confiable es la Confesión. Es el Sacramento que vuelve a levantarnos, que no nos deja tirados, llorando contra el duro suelo de nuestras caídas. Es el Sacramento de la resurrección, es misericordia pura. Y el que recibe las confesiones debe hacer sentir la dulzura de la misericordia. Este es el camino de los sacerdotes que reciben las confesiones de la gente: hacerles sentir la dulzura de la misericordia de Jesús que perdona todo. Dios perdona todo.

 

Después de la paz que rehabilita y el perdón que realza, el tercer don con el que Jesús misericordia a los discípulos es ofrecerles sus llagas. Esas llagas nos han curado (cf. 1 P 2,24; Is 53,5). Pero, ¿cómo puede curarnos una herida? Con la misericordia. (..) Las llagas son canales abiertos entre Él y nosotros, que derraman misericordia sobre nuestras miserias. Las llagas son los caminos que Dios ha abierto completamente para que entremos en su ternura y experimentemos quién es Él, y no dudemos más de su misericordia. (…).

 

«¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20,28). Y todo nace aquí, en la gracia de ser misericordiados. Aquí comienza el camino cristiano. (…)

 Así, misericordiados, los discípulos se volvieron misericordiosos….. Ahora comparten todo, tienen «un solo corazón y una sola alma» (Hch 4,32). ¿Cómo cambiaron tanto? Vieron en los demás la misma misericordia que había transformado sus vidas. Descubrieron que tenían en común la misión, que tenían en común el perdón y el Cuerpo de Jesús; compartir los bienes terrenos resultó una consecuencia natural. El texto dice después que «no había ningún necesitado entre ellos» (v. 34). Sus temores se habían desvanecido tocando las llagas del Señor, ahora no tienen miedo de curar las llagas de los necesitados. Porque allí ven a Jesús. Porque allí está Jesús, en las llagas de los necesitados.

 

(..) No vivamos una fe a medias, que recibe pero no da, que acoge el don pero no se hace don. Hemos sido misericordiados, seamos misericordiosos. Porque si el amor termina en nosotros mismos, la fe se seca en un intimismo estéril. Sin los otros se vuelve desencarnada. Sin las obras de misericordia muere (cf. St 2,17). Hermanos, hermanas, dejémonos resucitar por la paz, el perdón y las llagas de Jesús misericordioso. Y pidamos la gracia de convertirnos en testigos de misericordia. Sólo así la fe estará viva. Y la vida será unificada. Sólo así anunciaremos el Evangelio de Dios, que es Evangelio de misericordia.

 

(Papa Francisco Homilía en la Santa Misa en la Fiesta dela Divina Misericordia 11.04.2021)

sábado, 20 de abril de 2024

El Señor Jesus – el Buen Pastor

 


La liturgia del IV domingo de Pascua nos presenta uno de los iconos más bellos que, desde los primeros siglos de la Iglesia, han representado al Señor Jesús: el del buen Pastor. El Evangelio de san Juan, en el capítulo décimo, nos describe los rasgos peculiares de la relación entre Cristo pastor y su rebaño, una relación tan íntima que nadie podrá jamás arrebatar las ovejas de su mano. De hecho, están unidas a él por un vínculo de amor y de conocimiento recíproco, que les garantiza el don inconmensurable de la vida eterna. Al mismo tiempo, el Evangelista presenta la actitud del rebaño hacia el buen Pastor, Cristo, con dos verbos específicos: escuchar y seguir. Estos términos designan las características fundamentales de quienes viven el seguimiento del Señor. Ante todo la escucha de su Palabra, de la que nace y se alimenta la fe. Sólo quien está atento a la voz del Señor es capaz de evaluar en su propia conciencia las decisiones correctas para obrar según Dios. De la escucha deriva, luego, el seguir a Jesús: se actúa como discípulos después de haber escuchado y acogido interiormente las enseñanzas del Maestro, para vivirlas cada día.

En este domingo surge espontáneamente recordar a Dios a los pastores de la Iglesia y a quienes se están formando para ser pastores. Os invito, por tanto, a una oración especial por los obispos —incluido el Obispo de Roma—, por los párrocos, por todos aquellos que tienen responsabilidades en la guía del rebaño de Cristo, para que sean fieles y sabios al desempeñar su ministerio. En particular, recemos por las vocaciones al sacerdocio en esta Jornada mundial de oración por las vocaciones, para que no falten nunca obreros válidos en la mies del Señor. Hace setenta años, el venerable Pío XII instituyó la Obra pontificia para las vocaciones sacerdotales. La feliz intuición de mi predecesor se fundaba en la convicción de que las vocaciones crecen y maduran en las Iglesias particulares, ayudadas por ambientes familiares sanos y robustecidos por espíritu de fe, de caridad y de piedad. En el mensaje que envié para esta Jornada mundial subrayé que una vocación se realiza cuando se sale «de su propia voluntad cerrada en sí misma, de su idea de autorrealización, para sumergirse en otra voluntad, la de Dios, y dejarse guiar por ella» (L’Osservatore Romano, edición en lengua española, 13 de febrero de 2011, p. 4). También en este tiempo, en el que la voz del Señor corre el riesgo de verse ahogada por muchas otras voces, cada comunidad eclesial está llamada a promover y cuidar las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. En efecto, los hombres siempre tienen necesidad de Dios, también en nuestro mundo tecnológico, y siempre habrá necesidad de pastores que anuncien su Palabra y que ayuden a encontrar al Señor en los sacramentos.

(Benedicto XVI ReginaCaeli 15 de mayo 2011)

A 10 años de la canonización de Juan Pablo II – Recordando (5 de 9)

 


A la muerte de Juan Pablo II en 2005,  nos parecía tan lejano aquel Santo Súbito.... Y ahora estando alli, en Roma, era casi un sueño ….. nuestro Papa contemporáneo, que vivió entre nosotros,  nos visito, nos alentó....seria declarado santo un Domingo de la Divina Misericordia, con gran presencia eclesiástica, realeza, políticos, amigos y compatriotas, Un santo entre otros santos.....mientras en nuestros oídos todavía resonaba aquel Abrid las puertas a Cristo!! de sus primeras palabras oficiales al inicio de su pontificado.

Fue un salir del pequeño hotel todavía de noche, tomar el bus hasta el cruce del Tevere y desde allí a pie hasta Porta Cavalleggeri. A partir de allí todo bloqueado. Control estrictísimo: el primero al cruzar el puente.  .  A mitad de camino otro control, mas estricto aún. Debí presentar mi carta de recomendación original. Al llegar a la Porta y ahora? Un mar de gente. Traté de hacerme lugar. Le mostré mi carta al carabinieri,  ni me quiso escuchar. Insistí con otro. Le facilite el nro de teléfono del primo de mi madre (cardenal viviendo dentro del Vaticano) para que lo llamen si no me creían…. Hasta que al final me dejaron entrar. No les iba a ser tan fácil porque yo estaba decidida a estar allí adentro.

Esta vez no tuve el privilegio de lugar que habíamos tenido para la ceremonia de beatificación. Nada más apropiado que las palabras de Jesús ante la duda de Tomás en el Evangelio del domingo: "porque me has visto has creído, dichosos los que creen y no me han visto." Desde una terraza una excelente vista de la plaza, pero mala acústica y no muy buena vista del altar. La organización fue muy diferente a la ceremonia de beatificación, seguramente porque se esperaba mucha más gente, al menos eso decían los medios.  Se hablaba de millones y quizás por eso ese control tan estricto.    La austeridad de la ceremonia molesto a algunos, austeridad que se notó en el adorno del altar y también en las imágenes: utilizada la misma de Juan Pablo II que para la beatificación (de Gregory Galacka) adaptando al estilo la de Juan XXIII.  Austeridad también en la ciudad, sin tantos posters como para la beatificación.


Para la ceremonia se pidió bajar  carteles y no flamear banderas, pero algunos polacos se hicieron los distraídos. Como podrían no festejar aunque se tratase de una ceremonia tan solemne! (Esos días por Roma no hacia falta preguntar a alguien si es polaco, se le veia en el rostro!)



Hay pocas cosas que me estremecen tanto como el escuchar Aprite le porte a Cristo, el himno al Beato Juan Pablo II cantado antes de comenzar la ceremonia, precedido por la coronilla de la Divina Misericordia. muy solemne también las letanías a todos los santos, santos a los cuales se agregan los dos nuevos santos:  el Papa de la docilidad al Espíritu santo - como llamo el Papa Francisco al Papa Juan XXIII en su homilìa - y  "Juan Pablo II  el Papa de la familia."  San Juan XXIII y san Juan Pablo II  - decia el Papa Francisco -  - "tuvieron el valor de mirar las heridas de Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado traspasado. No se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de él, de su cruz; no se avergonzaron de la carne del hermano (cf. Is 58,7), porque en cada persona que sufría veían a Jesús. Fueron dos hombres valerosos, llenos de la parresia del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia. Fueron sacerdotes y obispos y papas del siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron. En ellos, Dios fue más fuerte; fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en ellos fue más fuerte la misericordia de Dios que se manifiesta en estas cinco llagas; más fuerte, la cercanía materna de María."



Por la tarde los polacos tuvieron su propia Misa de acción de gracias, anticipándose a la Misa oficial de agradecimiento en el Santuario de la Divina Misericordia.  Ali estuve. Accidentalmente (si es que existen las casualidades) estuve tan adelante que pude observar los rostros radiantes de los sacerdotes polacos concelebrantes. No los conté pero serían cerca de 15.  Durante esta Misa pasó algo muy extraño: al fondo de la Iglesia (no lo vi, sólo lo escuche) de repente  se escucho un grito desgarrador, al menos tres o cuatro veces, un grito furioso que me recordó lo que había leído del padre Amorth. Fue una experiencia muy fuerte, algo que nunca había escuchado. A los sacerdotes concelebrantes no les fue indiferente,  se les notaba en el rostro.  Y yo pensé, para mi, nada extraño, justo durante la misa polaca.....



Ayer fue el día de las tres Misas....porque más tarde estuvimos con mi colega y amiga española, en la Misa presidida por el cardenal Vallini, allí mismo en el Santuario de la Divina Misericordia, donde también estuvo presente la señora costarricense Floribeth, la señora del milagro por intercesión de Juan Pablo II

La misa oficial de agradecimiento por las canonizaciones fue al dia siguiente en la Plaza San Pedro,  presidida por el cardenal Angelo Comastri y breves palabras del cardenal Stanislaw Dziwisz. Note muchísima más gente que en  la Misa de agradecimiento por la beatificación y me atrevería a decir que más de la mitad eran polacos, se escuchaba hablar español, pero muy poco italiano.

Terminada la Misa el significativo ejemplo de los polacos para los presentes, para Italia y para el mundo: grupos de rodillas rezando el Rosario...en la plaza adoquinada, sin moverse, sin inmutarse. Impresionante! Era cómo sentir la presencia de Karol Wojtyla/Juan Pablo II entre ellos, entre nosotros. La fuerza de una nación agradecida,  unida en oración juntó a su nuevo Santo!