Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

lunes, 18 de marzo de 2024

La belleza de la liturgia – Entrevista a Mons. Piero Marini para Totus Tuus (Aleksandra Zapotoczny)

 



Su excelencia Piero Marini, Arzobispo titular de Martirano, fue durante veinte años el Maestro de las Celebraciones litúrgicas pontificias. (Desde 1987 a 2007 durante el pontificado de Juan Pablo II y Benedicto XVI).

«La primera Misa en la que preste servicio para Juan Pablo II fue la del miércoles de Ceniza de 198: este fue el inicio – recuerda el arzobispo – y estaba contento de aquel clima tan penitencial.»

Mons. Marini ha dedicado su libro “Liturgia e belleza. Nobilis Palchritudo” al recuerdo de la experiencia vivida en las celebraciones del Santo Padre.

Que significado particular tiene la Eucaristia para un sacerdote?

Para comprender el significado que la Eucaristía tiene para un sacerdote es necesario considerar la Eucaristía y el sacerdote en la Iglesia. La Sagrada Escritura, la Tradición de la Iglesia y el Concilio Vaticano II hablan siempre de un único sacerdocio, el de Cristo. Hay, sin embargo, dos modalidades de participación al mismo sacerdocio: uno universal, llamado también “de los fieles”, y otro ordenado, especifico de los ministros ordenados. Cada sacerdote, por la ordenación, es configurado a Cristo en su cualidad específica de cabeza y pastor. La misión del sacerdote en la Eucaristía es hacer presente a Cristo. Verdaderamente alter Christus: la imagen de Cristo en la comunidad, en la Iglesia. La imagen, sobre todo, de servir como Cristo, para ser santo no tanto para sí cuanto para la comunidad. Humildad, dialogo. Tiene que ser un hombre de oración porque tiene que enseñar a los demás a rezar con la Plegaria Eucarística. Anunciar la palabra que él tiene antes que meditar.

Que recuerdo tiene de su primera Misa?

Fui ordenado el 27 de junio de 1965… ha pasado una vida.. Pero sin duda el recuerdo de la primera Misa permanece para siempre.  Esta celebración tuvo lugar ne mi pequeña iglesia parroquial, donde además fui bautizado y donde recibir la primera comunión: para mi, ha sido una cosa muy importante volver a mi comunidad como sacerdote. Estaban presentes mis padres mis hermanos, mi párroco. He sido el primer sacerdote de mi diócesis, Piacenza-Bobbio, que ha concelebrado la Santa Misa con el Obispo y otros sacerdotes durante la ordenación, según las nuevas indicaciones del Concilio. Antes uno no se podía acercar al altar: quien había sido ordenado celebraba la Misa lejos del altar, pronunciaba las palabras para si, ayudado por el sacerdote. Al día siguiente, celebre la Misa con un amigo sacerdote en un Santuario. Montelungo, ante la Virgen. Conservo con afecto el recuerdo de esta celebración que fue muy sencilla, en espíritu de humildad, reservada. Y, después, la tercera Misa – en mi parroquia – la celebre en la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, que da esa visión de unión a la Iglesia Romana.

¿Qué significa vivir una liturgia solemne, cuales son los criterios fundamentales?

Una buena celebración depende del modo en que ha sido preparada, pues no se puede improvisar nada. La belleza está en la sencillez y en el orden: la liturgia necesita de la colaboración de nuestros sentidos: la vista, el oído, el olfato, el tacto.  Reclama la presencia de las imágenes, de la música, del canto, de la luz, de las flores, de los colores, de la coreografía. La Misa es una celebración en comunidad,  en la que están implicados diversos oficios, ministerios, porque la comunidad no es un cuerpo sin miembros.  Durante la preparación de la Misa se tiene en cuenta esta verdad. Están los monaguillos, los lectores, los que preparan la oración de los fieles. La primera realidad de la Misa  es la de una asamblea reunida – es el primer signo de la presencia de Cristo. Esta asamblea tiene que colocarse en un lugar, por eso es necesario cuidar también la domus ecclesaie. El Señor, cuando se disponía a celebrar la Pascua con sus discípulos, mando a algunos por delante para preparar un puesto en el piso superior; el piso noble de la casa.

Tres elementos fundamentales son necesarios para la celebración. Ante todo el ambón, - atril, el lugar desde el que se proclama la palabra de Dios. Nosotros, nuestra vida, no podemos vivir sin esta palabra. Muchos ven en el ambón el signo de la tumba vacía, el lugar del anuncio de la resurrección. La cátedra (la silla)  significa que la comunidad no esta sin guía, nosotros vivimos en espera del guía definitivo. El Señor que no se ve está representado por el sacerdote que preside.

En fin, el altar, que  durante el Medio Evo fue el punto más venerado de la iglesia porque en él se conservaban las reliquias de los mártires, y ante el altar se hacia la genuflexión ahora, por desgracia, hemos perdido todo esta devoción. El altar se ha convertido en una mesa donde se colocan las flores, las vinajeras, los micrófonos, los Misales. En el altar Cristo se sacrifica. Es el punto crucial para encontrar al Señor.  Naturalmente la belleza de la liturgia no está en los elementes exteriores, sino que depende sobre todo de la preparación interior, de su capacidad de dejar transparentaren gesto de amor llevado a cabo por Jesus.

Las Santas Misas presididas por el Sumo Pontífice se cuidan en los mínimos detalles y con gran solemnidad, cosa que no sucede a veces en las celebradas en parroquias

La celebración es la misma, pero el modo es diferente. Es verdad que en la Basilica de San Pedro tenemos también loa posibilidad de secciones y servicios para la celebración de la liturgia, mientras que una pequeña comunidad no dispone de los mismos medios, de todos modos, esto no justifica el descuido, ell desorden de los ornamentos, sobre todo la falta de amor en la celebración misma. No significa que las Misas silenciosas no sean bellas, no podemos confundir la participación con el  hacer. Es necesario dar especio a la celebración en si, evitar el “participacionismo”. Hay que dejar que los signos nos hablen una parte importante está bien en el silencio, en crear equilibro entre la participación personal y la comunitaria entre la escucha de la palabra, el canto, y la meditación. Los gestos en la liturgia son importantes porque son los gestos de Jesus.

La Eucaristía es el centro de la vida cristiana. ¿Cómo se explica la escasa practica de los fieles en la participación cotidiana y dominical a la Santa Misa?

Para responder a esta pregunta es necesario hacer primero algunas aclaraciones. Ante todo precisar el concepto del domingo, que no es solo la participación en la Misa. Ya los mártires de Abitene en el siglo IV tenían claro que el domingo está compuesto de varios elementos un tiempo para vivirlo y santificarlo, un lugar donde reunirse, el hecho de reunirse, la celebración de la Eucaristía. El cristiano, aunque no tenga la posibilidad de recibir la comunión y de participar en la Santa Misa – ocurre en tantas partes del mundo – tiene el deber de santificar el domingo, de reunirse para rezar y hacer memoria del Señor.

Es necesario distinguir entre la participación en la Misa diaria y la participación en la dominical. El cristiano es tal si participa en la Misa dominical, sin participar en aquella ferial, pero un cristiano no es tal si participa solo en la Misa ferial y no en la dominical.  En cuanto a la escasa practica dominical, pienso que en el pasado se nacía cristiano, mientras que hoy, en nuestra sociedad, se deviene, nos encontramos ante una descristianización muy difundida. Se ha perdido la función de la familia en la educación en la fe.

 

¿Qué formación deberían tener los fieles para que su participación en la Eucaristía fuese vivida con mas profundidad?

La Iglesia tiene que volver a enseñar, volver a descubrir la liturgia. La pastoral litúrgica ordinaria tendrá que confrontarse pacientemente con la analfabetizacion de los hombres y mujeres de nuestro tiempo acerca de los contenidos fundamentales de la fe cristiana.  Analfabetizacion que a menudo padecen también los mismos cristianos asiduos a la comunidad eucarística. Como el Papa ha insistido muchas veces, es necesario que las homilías y las catequesis sean mistagógicas. Significa que tenemos que comenzar la educación a la liturgia explicando a nuestros fieles los signos que realizan, todo lo que se hace en el ambón, en el altar, porque hay que persignarse al iniciar la Misa y en la proclamación del Evangelio.

Juan Pablo II ha sido un hombre que ha vivido de para la Eucaristía y de la Eucaristía…



Juan Pablo II se movió durante su vida impulsado por dos grandes motivos: testimoniar el Evangelio y anunciar el amor a los hombres. Celebrando la Eucaristía en todas partes del mundo, ha construido la Iglesia. «La Eucaristía hace la Iglesia y la Iglesia hace la Eucaristía» Y Benedicto XVI vive en sintonía con esta enseñanza. Juan Pablo II ha sido un constructor de la Iglesia a través de la liturgia en el espíritu del Concilio Vaticano II, dándonos el testimonio de la Iglesia Universal.

 


Entrevista de Aleksandra Zapotoczny, (publicado en Totus Tuus  Nr 3 junio 2006

 

Que es la pureza (2 de 2)

 

Un análisis sobre la pureza será un complemento indispensable de las palabras pronunciadas por Cristo en el sermón de la montaña, sobre las que hemos centrado el ciclo de nuestras presentes reflexiones. Cuando Cristo, explicando el significado justo del mandamiento: "No adulterarás", hizo una llamada al hombre interior, especificó, al mismo tiempo, la dimensión fundamental de la pureza, con la que están marcadas las relaciones recíprocas entre el hombre y la mujer en el matrimonio y fuera del matrimonio. Las palabras: "Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón" (Mt 5, 28) expresan lo que contrasta con la pureza. A la vez, estas palabras exigen la pureza que en el sermón de la montaña está comprendida en el enunciado de las bienaventuranzas: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios" (Mt 5, 8).De este modo, Cristo dirige al corazón humano una llamada: lo invita, no lo acusa, como ya hemos aclarado anteriormente.

Cristo ve en el corazón, en lo íntimo del hombre, la fuente de la pureza —pero también de la impureza moral— en el significado fundamental y más genérico de la palabra. Esto lo confirma, por ejemplo, la respuesta dada a los fariseos, escandalizados por el hecho de que sus discípulos "traspasan la tradición de los ancianos, pues no se lavan las manos cuando comen" (Mt 15, 2). Jesús dijo entonces a los presentes: "No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; pero lo que sale de la boca, eso es lo que le hace impuro" (Mt 15, 11). En cambio, a sus discípulos, contestando a la pregunta de Pedro, explicó así estas palabras: "... lo que sale de la boca procede del corazón, y eso hace impuro al hombre. Porque del corazón provienen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias. Esto es lo que hace impuro al hombre: pero comer sin lavarse las manos, eso no hace impuro al hombre"(cf. Mt 15, 18-20; también Mc 7, 20-23).

 (de la Audiencia General de Juan Pablo II del 10 de diciembre de 1980)

jueves, 14 de marzo de 2024

Que es la pureza? (1 de 2)

 

La pureza, de la que habla Pablo en la primera Carta a los Tesalonicenses (4, 3-5. 7-8), se manifiesta en el hecho de que el hombre “sepa mantener el propio cuerpo en santidad y respeto, no con afecto libidinoso”. En esta formulación cada palabra tiene un significado particular y, por lo tanto, merece un comentario adecuado.

En primer lugar, la pureza es una “capacidad”, o sea, en el lenguaje tradicional de la antropología y de la ética: una actitud. Y en este sentido, es virtud. Si esta capacidad, es decir, virtud, lleva a abstenerse “de la impureza», esto sucede porque el hombre que la posee sabe “mantener el propio cuerpo en santidad y respeto, no con afecto libidinoso”. Se trata aquí de una capacidad práctica, que hace al hombre apto para actuar de un modo determinado y, al mismo tiempo, para no actuar del modo contrario. La pureza, para ser esta capacidad o actitud, obviamente debe estar arraigada en la voluntad, en el fundamento mismo del querer y del actuar consciente del hombre. Tomás de Aquino, en su doctrina sobre las virtudes, ve de modo aún más directo el objeto de la pureza en la facultad del deseo sensible, al que él llama appetitus concupiscibilis. Precisamente esta facultad debe ser particularmente “dominada”, ordenada y hecha capaz de actuar de modo conforme a la virtud, a fin de que la “pureza” pueda atribuírsele al hombre. Según esta concepción, la pureza consiste, ante todo, en contener los impulsos del deseo sensible, que tiene como objeto lo que en el hombre es corporal y sexual. La pureza es una variante de la virtud de la templanza.

(de la Audiencia Generalde Juan Pablo II del 28 de enero de 1981)

Juan Pablo II recordando a Pablo VI y la transformación de la Iglesia

 


Como se acercaba la fecha del aniversario del fallecimiento de su amigo Pablo VI fallecido el 6 de agosto, fecha en que se celebra la solemnidad de la Transfiguración del Señor en el Monte Tabor, Juan Pablo II dedicó dos Audiencias Generales (18 de agosto de 1979) a reflexionar sobre diferentes momentos de su pontificado y su magisterio. Recordamos que Giovanni Battista (Enrico Antono Maria) Montini,  el “arzobispo de los obreros” fue  creado cardenal por Juan XXIII y  elegido Papa el 21 de junio de 1963,  heredando la magna tarea de continuar y concluir el Concilio Vaticano II.  Su relación con Polonia tuvo comienzo cuando en 1923 fué enviado a Varsovia a la Nunciatura, pero debido a su delicado estado de salud, que el crudo invierno polaco no favorecía, debió retornar a Roma,  comenzando allí su carrera diplomática al servicio de la Santa Sede. Su primer encuentro con Karol Wojtyla fue cuando Montini aún  cardenal recibia el pedido de Karol Wojtyla por el obsequio de campanas para su iglesia San Florián.  Ya como Sumo Pontífice Pablo VI tuvo  intención de regresar a Polonia para las ceremonias del milenio en Jasna Gora, el 3 de mayo de 1966, pero las autoridades de entonces no se lo permitieron, hecho que Juan Pablo II citó en su visita al Santuario de Jasna Gora el 4 de junio de 1997 )

En la Audiencia del 1 de agosto de 1979  Juan Pablo II  recordaba a Pablo VI asi: “Se acerca el primer aniversario de la muerte del Papa Pablo VI. Dios lo llamó junto a Sí el 6 de agosto del año pasado, fecha en que, cada año, se celebra la solemnidad de la Transfiguración del Señor. Esta solemnidad, bella y rica de contenido, fue la última jornada del Papa Pablo VI sobre la tierra, el día de su muerte, el día de su tránsito desde la vida de aquí abajo a la eternidad. "La vida no se quita, sino que se transforma"; así rezamos en el Prefacio de la Misa de Difuntos. En efecto, el día mismo de la muerte de aquel gran Papa, día de la Transfiguración, se ha hecho signo elocuente de esta verdad.

Y aprovechaba el momento para recordar su primera Encíclica  Ecclesiam suam sobre el “Mandato” de la Iglesia en el mundo contemporáneo …. proclamando el Credo del Pueblo de Dios,  y la Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, acerca de la evangelización en el mundo contemporáneo, Siguiendo el ejemplo del Apóstol Pablo, consideraba el anuncio del Evangelio como su primer deber y como su más grande gozo. Estas catequesis papales llegaron a ser alimento sustancioso para toda la Iglesia…”

Y en la audiencia del 8 de agosto Juan Pablo II subrayaba  que “ni el discurso anterior ni el de hoy podrán agotar la riqueza multiforme de su pontificado y de su personalidad. Lo que pretendemos poner de relieve hoy  - lo resaltaba nuevamente - es la maravillosa convergencia del día de la muerte con el carisma de la vida de Pablo VI. He intentado desarrollar este pensamiento la semana pasada, concentrándome sobre todo en el hecho importante de la transformación de la Iglesia —transformación que ha promovido la interpretación de los signos de los tiempos hecha por el Concilio Vaticano II—. Juan XXIII solía definir esta transformación: aggiornamento (puesta al día). Sin embargo, a ese gran proceso al que "el Papa de la bondad" dio sólo comienzo, el Papa Pablo VI dedicó todo su difícil pontificado de quince años” y su continuo bregar por la paz, la justicia y la dignidad humana.  "La verdadera paz —recordaba él, por ejemplo, en la Jornada de la Paz de 1971— debe fundarse en la justicia, en la idea de la intangible dignidad humana, en el reconocimiento de una igualdad indeleble y feliz entre los hombres, en el dogma fundamental de la fraternidad humana; esto es, en el respeto, en el amor debido a todo hombre, por el solo hecho de ser hombre. Irrumpe aquí la palabra victoriosa: por ser hermano. Hermano mío, hermano nuestro" (Il volto della pace, núm. 172; Pablo VI: Todos recordamos sus palabras: "...si el desarrollo es el nuevo nombre de la paz, ¿quién no querrá cooperar a él con todas sus fuerzas?" (Populorum progressio, 87)…. La paz no se reduce a una ausencia de guerra, fruto del equilibrio siempre precario de las fuerzas. La paz se construye día a día en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres" (Populorum progressio, 76). Enseñanzas al Pueblo de Dios, 1970, pág. 405).  

 “Particularmente querida para Pablo VI fue la evangelización en el mundo contemporáneo, a la que —a petición de los obispos reunidos en Sínodo el año 1974— dedicó una magnífica Exhortación, la Evangelii nuntiandi, como suma del pensamiento y de las orientaciones apostólicas, que brotan del magisterio conciliar y de la experiencia continua de la Iglesia. "El esfuerzo orientado al anuncio del Evangelio a los hombres de nuestro tiempo —comenzaba diciendo—, exaltados por la esperanza, pero a la vez perturbados con frecuencia por el temor y la angustia, es sin duda alguna un servicio que se presta a la comunidad cristiana e incluso a toda la humanidad" (Evangelii nuntiandi, 1).” Y explicaba: "Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad: 'He aquí que hago nuevas todas las cosas' (Ap 21, 5). 

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sábado, 9 de marzo de 2024

Naturaleza del culto mariano

 


El concilio Vaticano II afirma que el culto a la santísima Virgen «tal como ha existido siempre en la Iglesia, aunque del todo singular, es esencialmente diferente del culto de adoración, que se da al Verbo encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, pero lo favorece muy poderosamente» (Lumen gentium66).

Con estas palabras la constitución Lumen gentium reafirma las características del culto mariano. La veneración de los fieles a María, aun siendo superior al culto dirigido a los demás santos, es inferior al culto de adoración que se da a Dios, y es esencialmente diferente de éste. Con el término «adoración» se indica la forma de culto que el hombre rinde a Dios, reconociéndolo Creador y Señor del universo. El cristiano, iluminado por la revelación divina, adora al Padre «en espíritu y en verdad» (Jn 4, 23). Al igual que al Padre, adora a Cristo, Verbo encarnado, exclamando con el apóstol Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20, 28). Por último, en el mismo acto de adoración incluye al Espíritu Santo, que «con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria» (DS, 150), como recuerda el símbolo niceno-constantinopolitano.

(…).

Entre el culto mariano y el que se rinde a Dios existe, con todo, una continuidad, pues el honor tributado a María está ordenado y lleva a adorar a la santísima Trinidad.

El Concilio recuerda que la veneración de los cristianos a la Virgen «favorece muy poderosamente» el culto que se rinde al Verbo encarnado, al Padre y al Espíritu Santo. Asimismo, añade, en una perspectiva cristológica, que «las diversas formas de piedad mariana que la Iglesia ha aprobado dentro de los límites de la doctrina sana y ortodoxa, según las circunstancias de tiempo y lugar, y según el carácter y temperamento de los fieles, no sólo honran a la Madre. Hacen también que el Hijo, Creador de todo (cf. Col 1, 15-16), en quien "quiso el Padre eterno que residiera toda la plenitud" (Col 1, 19), sea debidamente conocido, amado, glorificado, y que se cumplan sus mandamientos» (Lumen gentium66).

Ya desde los inicios de la Iglesia, el culto mariano está destinado a favorecer la adhesión fiel a Cristo. Venerar a la Madre de Dios significa afirmar la divinidad de Cristo, pues los padres del concilio de Éfeso, al proclamar a María Theotókos, «Madre de Dios», querían confirmar la fe en Cristo, verdadero Dios.

(…)

El culto mariano, además, favorece, en quien lo practica según el espíritu de la Iglesia, la adoración al Padre y al Espíritu Santo. Efectivamente, al reconocer el valor de la maternidad de María, los creyentes descubren en ella una manifestación especial de la ternura de Dios Padre.

El misterio de la Virgen Madre pone de relieve la acción del Espíritu Santo, que realizó en su seno la concepción del niño y guió continuamente su vida.

Los títulos: Consuelo, Abogada, Auxiliadora, atribuidos a María por la piedad del pueblo cristiano, no oscurecen, sino que exaltan la acción del Espíritu Consolador y preparan a los creyentes a recibir sus dones.

(…)

El culto mariano expresa la alabanza y el reconocimiento de la Iglesia por esos dones extraordinarios. A ella, convertida en Madre de la Iglesia y Madre de la humanidad, recurre el pueblo cristiano, animado por una confianza filial, a fin de pedir su maternal intercesión y obtener los bienes necesarios para la vida terrena con vistas a la bienaventuranza eterna.

(de la Audiencia General de Juan Pablo II 22 de octubre de1997)

viernes, 8 de marzo de 2024

Te doy gracias Mujer

 

Celebramos hoy el Dia Internacional de la Mujer.

(de la Carta de Juan Pablo II a las Mujeres)

“…Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida.

Emilia Wojtyla

Te doy gracias, mujer-esposa, que unes irrevocablemente tu destino al de un hombre, mediante una relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la vida.

(Luis y Celia Martin, padres de Santa Teresa de Lisieux)

Te doy gracias, mujer-hija y mujer-hermana, que aportas al núcleo familiar y también al conjunto de la vida social las riquezas de tu sensibilidad, intuición, generosidad y constancia


Te doy gracias, mujer-trabajadora, que participas en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, artística y política, mediante la indispensable aportación que das a la elaboración de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento, a una concepción de la vida siempre abierta al sentido del « misterio », a la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas de humanidad.



Te doy gracias, mujer-consagrada, que a ejemplo de la más grande de las mujeres, la Madre de Cristo, Verbo encarnado, te abres con docilidad y fidelidad al amor de Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir para Dios una respuesta « esponsal », que expresa maravillosamente la comunión que El quiere establecer con su criatura.



jueves, 7 de marzo de 2024

Santo Tomas de Aquino 750 años

 


Se cumplen hoy  750 años de la muerte (7 de marzo de 1274) del filosofo más famoso de la Edad Media, gran Doctor de la Iglesia, Santo. Tomás de Aquino. En la liturgia tradicional, el aniversario de la muerte del santo ("nacimiento al cielo") es también el día de su fiesta. La reforma litúrgica posconciliar trasladó esta festividad al 28 de enero. 

Mal podría detallar, investigar y compendiar mejor la información sobre este gran santo que la valiosa información generosamente compartida por Tomas de Aquino.org  sitio administrado por el Instituto del Verbo Encarnado, donde también se nos informa que ya se encuentra en proyecto el aniversario de los 800 años y se invita a colaborar.   En esa página, que acabo de descubrir,  se detallan los documentos más importantes del Magisterio de la Iglesia sobre la figura y el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, con un enlace adonde acceder para una información más completa. (en ingles).

El Mensaje de hoy del Papa Francisco con ocasión de este aniversario y el  Taller "La ontología social y el derecho natural del Aquinate en perspectiva. Profundizaciones para y desde las Ciencias Sociales", patrocinado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, por ahora solo esta en ingles   y en italiano