Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

lunes, 10 de diciembre de 2007

"La Madre" - Karol Wojtyla



La trilogía LA MADRE de Karol Wojtyla, ciclo poético en tres partes, fue publicada por primera vez el 10 de diciembre de 1950 por "Tygodnik Powszechny" bajo el seudónimo Andrzej Jawień, el mas usado hasta 1979. (tambien publicó bajo los seudónimos Stanislaw Andrzej Gruda y Piotr Jasień) Agradezco a Tygodnik la confirmación de la fecha de publicación.

En la búsqueda del sentido de la vida, la convivencia con el prójimo y la naturaleza la poesía de Karol Wojtyla es un eterno peregrinar hacia las fuentes misteriosas de la existencia, una forma de testimoniar la incesante búsqueda de las verdades mas profundas del ser, cuando en medio de la fugacidad de su existir intenta concienciarse de su existencia en la perspectiva del infinito”. (Niko Jež)

Creo que para tratar de comprender cabalmente la poesía de Karol Woytyla solo es posible hacerlo desde la perspectiva de su alma eslava, pero no siendo facil leer el original polaco sugiero la edición de BAC - POESIAS de Karol Wojtyla, si bien, no obstante haber sido traducida por poetas, está basada en una traducción literal. Personalmente me quedo con la, para mi accesible, versión en esloveno publicada por la Asociación Esloveno-Polaca de Amigos de Ljubljana, pero será bienvenido cualquier comentario que pueda ayudarnos a descubrir una poesía que “significa cubrir una distancia que abarca al ser en su totalidad, a nivel estético y emocional, hasta llegar a tocar las fibras más íntimas del significado de la experiencia humana “(Antonio Spadaro en Totus Tuus Septiembre 2007)

Transcribo a continuación El espacio que permanece en ti, poema que Karol Woytyla, según mi propia interpretación, le dedica a su Madre, a nuestra Madre, la Madre de todos los hombres:

Con frecuencia vuelvo al espacio
Que tu Hijo, tu único Hijo ocupa,
Mis ideas se ajustan a su forma,
pero quedan vacíos los ojos
Y cuelgan de sus labios las palabras de siempre,
las mismas tras las que se ocultaba
Cuando deseaba quedarse entre nosotros.

¿Es posible que estas mismas palabras
Contengan el espacio mejor que la mirada?
¿Mejor que la memoria y el corazón?
¡Oh Madre! de nuevo puedes hacerlo tuyo

Inclínate junto conmigo y acepta,
Tu Hijo tiene sabor a pan
Pan de una sustancia eterna
¿Donde está este espacio: en el murmullo de mis labios,
En los pensamientos, en la mirada, en el recuerdo,
o, tal vez en el pan?
Se ha perdido entre tus brazos, con la cabecita
apoyada en tu hombro,
porque este espacio ha quedado en ti y de ti procede.

Nunca se ve el vacío. Nuestra unión es tan intensa,
que, cuando con dedos temblorosos partía el pan
para ofrecerlo a la Madre,
me he quedado un momento atónito,
Al ver toda la verdad en una lágrima que asomaba
en tus ojos








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