Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

lunes, 26 de mayo de 2008

Benedicto XVI en Polonia 2006 - 2


Varsovia, capital de Polonia, casi totalmente destruida durante la segunda guerra mundial y donde perdieron la vida unas 800 mil personas de las cuales la mitad eran judios, recibía expectante al Santo Padre Benedicto XVI, un papa alemán en Polonia. No era una visita fácil, pero el pueblo polaco respondió con generosidad y entusiasmo. Los trabajos preparatorios para la visita habian comenzado a mediados de diciembre de 2005 y en abril de 2006 llegaba a Polonia una delegación de la Santa Sede para ultimar detalles. El logo oficial fué diseñado por Jarosław Babikowski: un bote con las velas izadas „amarradas” a una cruz y el lema „Permaneced firmes en la fe”



El segundo dia de su visita apostólica el 26 de mayo de 2006 el Santo Padre celebró la Santa Misa en la Plaza Pilsudski.
En su homilía recordó acontecimientos históricos y citó las palabras que “su amado predecesor” Juan Pablo II habia dicho alli mismo hacia 27 años, al comenzar su homilía en Varsovia "junto con vosotros deseo cantar un himno de gratitud a la divina Providencia, que me permite encontrarme aquí como peregrino". (cf. L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 10 de junio de 1979, p. 6)
y agregó “Las hago mías y doy gracias al Señor que me ha concedido poder llegar hoy a esta histórica plaza. Aquí, en la vigilia de Pentecostés, Juan Pablo II pronunció las significativas palabras de la oración: "¡Descienda tu Espíritu y renueve la faz de la tierra!". Y añadió, "¡de esta tierra!" (cf. ib.). En este mismo lugar fue despedido en una solemne ceremonia fúnebre el gran primado de Polonia, cardenal Stefan Wyszynski, de cuya muerte recordamos en estos días el 25° aniversario. Dios unió a estas dos personas no sólo mediante la misma fe, la misma esperanza y el mismo amor, sino también mediante las mismas vicisitudes humanas, que los vincularon estrechamente con la historia de este pueblo y de la Iglesia que vive en él. Al inicio de su pontificado, Juan Pablo II escribió al cardenal Wyszynski: "No estaría sobre la cátedra de Pedro este Papa polaco que hoy, lleno de temor de Dios pero también de confianza, inicia un nuevo pontificado, si no hubiese sido por tu fe, que no se ha arredrado ante la cárcel y los sufrimientos; si no hubiese sido por tu heroica esperanza, tu ilimitada confianza en la Madre de la Iglesia; si no hubiese existido Jasna Góra y todo el período que en la historia de la Iglesia en nuestra patria abarca tu servicio de obispo y primado" (Carta de Juan Pablo II a los polacos, 23 de octubre de 1978: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 5 de noviembre de 1978, pp. 9-10). …..¿Cómo no dar gracias hoy a Dios por todo lo que se realizó en vuestra patria y en todo el mundo durante el pontificado de Juan Pablo II? Ante nuestros ojos tuvieron lugar cambios de enteros sistemas políticos, económicos y sociales…...

Instó al pueblo polaco a “permanecer firmes en la fe”, denunció el relativismo y a quienes intentan falsificar los Evangelios y los invito a esforzarse por “permanecer fiel a la palabra de Cristo, incluso cuando es exigente y humanamente difícil de comprender”….. La fe consiste en una relación íntima con Cristo, una relación basada en el amor de Aquel que nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4, 11) hasta la entrega total de sí mismo…... Si confiamos en Cristo no perdemos nada, sino que lo ganamos todo. En sus manos nuestra vida adquiere su verdadero sentido……Pero vivir nuestra fe como relación de amor con Cristo significa también estar dispuestos a renunciar a todo lo que constituye la negación de su amor...Hace 27 años, en este lugar, Juan Pablo II dijo: "Polonia se ha convertido en nuestros tiempos en tierra de testimonio especialmente responsable" (Varsovia, 2 de junio de 1979). Conservad este rico patrimonio de fe que os han transmitido las generaciones precedentes, el patrimonio del pensamiento y del servicio de ese gran polaco que fue el Papa Juan Pablo II. Permaneced fuertes en la fe, transmitidla a vuestros hijos, dad testimonio de la gracia que habéis experimentado de un modo tan abundante a través del Espíritu Santo en vuestra historia. Que María, Reina de Polonia, os muestre el camino hacia su Hijo y os acompañe en el camino hacia un futuro feliz y lleno de paz. Y finalizó diciendo “Que no falte nunca en vuestro corazón el amor a Cristo y a su Iglesia”


Por la tarde se dirigió al Santuario de Jasna Gora en Czestochowa, ese "Claro Monte, corazón de la nación polaca, como si fuera una especie de cenáculo...inspirándome en la estupenda meditación mariana que Juan Pablo II regaló a la Iglesia en la encíclica Redemptoris Mater, quise volver a presentar la fe como actitud fundamental del espíritu, que no es algo meramente intelectual o sentimental. La verdadera fe implica a toda la persona: pensamientos, afectos, intenciones, relaciones, corporeidad, actividad, trabajo diario" (Audiencia General 31 de mayo 2006).



Alli el Santo Padre le rindio homenaje a la Virgen negra y sostuvo un Encuentro con religiosos, religiosas, seminaristas y representantes de movimientos eclesiales.




“…Queridos hermanos, necesitamos un momento de silencio y recogimiento para entrar en la escuela de María, a fin de que nos enseñe cómo vivir de fe, cómo crecer en ella, cómo permanecer en contacto con el misterio de Dios en los acontecimientos ordinarios, diarios, de nuestra vida. Con delicadeza femenina y con "la capacidad de conjugar la intuición penetrante con la palabra de apoyo y de estímulo" (Redemptoris Mater, 46), María sostuvo la fe de Pedro y de los Apóstoles en el Cenáculo, y hoy sostiene mi fe y la vuestra.”…aquella que “Desde su primer "fiat", durante los largos y ordinarios años de su vida oculta, mientras educaba a Jesús, o cuando en Caná de Galilea solicitaba el primer milagro, o por último cuando en el Calvario al pie de la cruz contemplaba a Jesús, lo "aprendía" en cada momento. Había acogido, primero en la fe y después en su seno, el Cuerpo de Jesús y lo había dado a luz. Día a día lo había adorado extasiada, lo había servido con amor responsable, había cantado en su corazón el Magnificat….”


Mas tarde, en Cracovia, desde la ventana del Arzobispado, desde aquella histórica ventana, el Santo Padre Benedicto XVI les dirigió unas breves palabras a los jóvenes que se habian reunido alli como lo hacian durante las visitas de Juan Pablo II, les agradeció su presencia y les recordó las palabras del papa polaco Durante el último viaje a Polonia a propósito del tiempo que pasa: "No se puede hacer nada. Hay un solo medio: es Cristo, que dijo: "Yo soy la resurrección y la vida". Quiere decir: A pesar de la ancianidad, a pesar de la muerte, la juventud está en Dios. Y esto es lo que os deseo a todos los jóvenes de Cracovia, de Polonia y del mundo entero" (17 de agosto de 2002). Esta era su fe, su firme convicción, su testimonio. Y hoy, a pesar de la muerte, él —joven en Dios— está entre nosotros. Nos invita a fortalecer la gracia de la fe, a renovarnos en el Espíritu y a "revestirnos del hombre nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad" (Ef 4, 24)…”


Invito visitar: Aciprensa visita Santo Padre Benedicto XVI a Polonia

También en el sitio oficial de Jasna Gora

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