Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 7 de octubre de 2009

La sonrisa de Maria

Celebramos hoy la festividad de Nuestra Señora del Rosario y queria compartir con los lectores del blog este trozo de ternura de la homilía del Santo Padre Benedicto XVI en la Santa Misa con los enfermos celebrada en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario en Lourdes con ocasión de su viaje apostólico a Francia para el 150º aniversario de las apariciones de Lourdes
Invito también leer mi post del año pasado
El Rosario vía de contemplación y los enlaces citados
"El salmista, vislumbrando de lejos el vínculo maternal que une a la Madre de Cristo con el pueblo creyente, profetiza a propósito de la Virgen María que “los más ricos del pueblo buscan tu sonrisa” (Sal 44,13). De este modo, movidos por la Palabra inspirada de la Escritura, los cristianos han buscado siempre la sonrisa de Nuestra Señora, esa sonrisa que los artistas en la Edad Media han sabido representar y resaltar tan prodigiosamente. Este sonreír de María es para todos; pero se dirige muy especialmente a quienes sufren, para que encuentren en Ella consuelo y sosiego. Buscar la sonrisa de María no es sentimentalismo devoto o desfasado, sino más bien la expresión justa de la relación viva y profundamente humana que nos une con la que Cristo nos ha dado como Madre.
Desear contemplar la sonrisa de la Virgen no es dejarse llevar por una imaginación descontrolada. La Escritura misma nos la desvela en los labios de María cuando entona el Magnificat: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador” (Lc 1,46-47). Cuando la Virgen María da gracias a Dios nos convierte en testigos. María, anticipadamente, comparte con nosotros, sus futuros hijos, la alegría que vive su corazón, para que se convierta también en la nuestra. Cada vez que se recita el Magnificat nos hace testigos de su sonrisa. Aquí, en Lourdes, durante la aparición del miércoles, 3 de marzo de 1858, Bernadette contempla de un modo totalmente particular esa sonrisa de María. Ésa fue la primera respuesta que la Hermosa Señora dio a la joven vidente que quería saber su identidad. Antes de presentarse a ella algunos días más tarde como “la Inmaculada Concepción”, María le dio a conocer primero su sonrisa, como si fuera la puerta de entrada más adecuada para la revelación de su misterio.
En la sonrisa que nos dirige la más destacada de todas las criaturas, se refleja nuestra dignidad de hijos de Dios (…) es reflejo verdadero de la ternura de Dios, es fuente de esperanza inquebrantable."
En el apartado que dirigía especialmente a los enfermos y a los que sufren el Santo Padre alentaba:

·Quisiera decir humildemente a los que sufren y a los que luchan, y están tentados de dar la espalda a la vida: ¡Volveos a María! En la sonrisa de la Virgen está misteriosamente escondida la fuerza para continuar la lucha contra la enfermedad y a favor de la vida. También junto a Ella se encuentra la gracia de aceptar sin miedo ni amargura el dejar este mundo, a la hora que Dios quiera.
Qué acertada fue la intuición de esa hermosa figura espiritual francesa, Dom Jean-Baptiste Chautard, quien en El alma de todo apostolado, proponía al cristiano fervoroso encontrarse frecuentemente con la Virgen María “con la mirada”. Sí, buscar la sonrisa de la Virgen María no es un infantilismo piadoso, es la aspiración, dice el salmo 44, de los que son “los más ricos del pueblo” (44,13).
“Los más ricos” se entiende en el orden de la fe, los que tienen mayor madurez espiritual y saben reconocer precisamente su debilidad y su pobreza ante Dios. En una manifestación tan simple de ternura como la sonrisa, nos damos cuenta de que nuestra única riqueza es el amor que Dios nos regala y que pasa por el corazón de la que ha llegado a ser nuestra Madre. Buscar esa sonrisa es ante todo acoger la gratuidad del amor; es también saber provocar esa sonrisa con nuestros esfuerzos por vivir según la Palabra de su Hijo amado, del mismo modo que un niño trata de hacer brotar la sonrisa de su madre haciendo lo que le gusta. Y sabemos lo que agrada a María por las palabras que dirigió a los sirvientes de Caná:
“Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5).

Invito visitar : Lourdes en directo las 24 horas del dia

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues sí. Festividad del Rosario. María, ruega por nosotros!

Hoy me voy a acordar de ti cuando lo rece, ea:)

Luisa

Ludmila Hribar dijo...

Gracias, gracias querida amiga Luisa. Yo prometo acordrme de ti y tu familia al rezar el mio.

Francisco Cavada dijo...

Estupendo blog, me gustó mucho. Gracias por la dedicación y la mantención, admeás del mensaje que transmite.

Bendiciones.

Ludmila Hribar dijo...

Muchas gracias Francisco Javier por la visita y el aliento. Es un blog que quiero mucho y me entusiasma. Le debo mucho a Juan Pablo II y considero
un deber hacer conocer su mensaje y su vida (salpicando naturalmente con algunos temas cotidianos)