Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

lunes, 8 de febrero de 2010

Karol Wojtyla visto desde el enigmático Vistula (Wisła)

(extraigo solo una pequeña parte del primer capitulo del libro de Rocco Buttiglione The thought of the man who became pope John Paul II (William Eerdmans Publishing Co. (El pensamiento de Karol Wojtyla, Encuentro, Madrid 1992) Desconozco la “historia” de este libro, pero tambien ésta parece interesante. Esta vrsion lleva una introducción de Michael Novak de 1996 y un prefacio de Buttiglione mismo fechado 16 de octubre de 1978 donde en tres páginas brinda valiosísima información y bibliografía (para seguir investigando) que prometo ofrecer en otro post). Mi texto está traducido del inglés porque no he podido conseguir la versión española)

“Stanislaw Grygiel fue amigo y estrecho colaborador de Karol Wojtyla desde que Wojtyla era profesor universitario y arzobispo de Cracovia. Grygiel escribió un libro titulado “Hombre visto desde el Vistula”. Quizás no fuese un muy buen titulo, pero es de profundo significado. No se es visto igual cuando se es visto desde el extremo de Europa occidental o desde los territorios que se extienden a lo largo del Vistula, en las grandes planicies delimitadas por el Oder, el Mar Báltico, y las montañas Tatra, limitando por el este con las repúblicas bálticas, Belarus, y Ucrania, Grygiel me dijo en una oportunidad que el río Vistula separa y a la vez – paradójicamente - une el este con el oeste.
Aunque a veces pensemos distinto, Polonia pertenece a Europa Occidental: cuando nació la identidad nacional Polonia eligió la iglesia católica y la liturgia latina. Pagó cara esta elección pero nunca titubeó. Por otro lado, esta ubicada en el borde del Este y comparte con éste la herencia étnica y la lingüística eslava.. Precisamente debido a su ubicación el pueblo de Polonia habla el lenguaje de dos mundos espirituales, uniéndolos. . La geografía misma de Polonia le permite una catolicidad particular – una apertura a la universalidad a la cual puede permanecer fiel solamente profundizando, antes que negando, su elección romana. Mirada “desde el Vistula” se levante ante nosotros una idea totalmente diferente de Oeste y del Este, con sus diferencias y sus uniones, sus significados peculiares y destinos comunes..
Hay una manera particular de considerar la historia mundial que surge de la experiencia especifica de la nacion polaca y su cultura, profundamente arraigada en la mente y el pensamiento de Karol Wojtyla. En su caso, no es un mero estado de ánimo sino un profundo y concienzudo análisis, a veces explícitamente expresado, siempre acompañando, como premisa implícita su propio enfoque a los mas diversos temas éticos, religiosos, teológicos y filosóficos. ..

Un aspecto del carácter tan distintivo de su pensamiento puede captarse en la manera que Juan Pablo II mencionara en varias oportunidades, especialmente durante su viaje a Polonia, al significado providencial de su elección como papa polaco en las vísperas de concluirse el segundo milenio de evangelización. En su homilía para la Misa celebrada en la Plaza de la Victoria en Varsovia fue explícito:

Mi peregrinación a la patria, en el año en que la Iglesia en Polonia celebra el IX centenario de la muerte de San Estanislao, ¿no es quizá un signo concreto de nuestra peregrinación polaca a través de la historia de la Iglesia: no sólo a través de los caminos de nuestra patria, sino también a través de los de Europa y del mundo? Dejo ahora aparte mi persona, pero no obstante debo junto con todos vosotros hacerme la pregunta sobre el motivo por el cual precisamente en el año 1978 (después de tantos siglos de una tradición muy estable en este campo) ha sido llamado a la Cátedra de San Pedro un hijo de la nación polaca, de la tierra polaca. De Pedro, corno de los demás Apóstoles, Cristo exigía que fueran sus "testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el extremo de la tierra" (Act 1. 8). Con referencia, pues, a estas palabras de Cristo, ¿no tenemos quizá el derecho de pensar que Polonia ha llegado a ser, en nuestros tiempos, tierra de un testimonio especialmente responsable? ¿Que precisamente de aquí —de Varsovia y también de Gniezno, de Jasna Góra, de Cracovia, de todo este itinerario histórico que tantas veces he recorrido en mi vida, y que en estos días aprovecho la ocasión para recorrerlo de nuevo— hay que anunciar a Cristo con gran humildad, pero también con convicción? ¿Que precisamente es necesario venir aquí, a esta tierra, siguiendo este itinerario, para captar de nuevo el testimonio de su cruz y de su resurrección? Pero, si aceptamos todo lo que en este momento me he atrevido a afirmar, ¡qué grandes deberes y obligaciones nacen de ello! ¿Seremos capaces?”

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