Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 9 de julio de 2010

Homenaje a la Iglesia de Cuba

Nos alegramos sinceramente por la liberación de los presos cubanos, pero no es momento para pensar tan solo en a quien se debe el éxito de la liberación ni si el desenlace es el deseado (porque quizás –libres - hubiesen preferido quedarse en su patria) o a que intereses adjudicar este paso.
Pero creo que no podemos pasar por alto el esfuerzo constante de la Iglesia de Cuba, de una “Iglesia que ha anunciado siempre a Jesucristo, aunque en ocasiones haya tenido que hacerlo con escasez de sacerdotes y en circunstancias difíciles”.
Es a ella a quien debemos mirar y no hacia uno u otro visitante de turno.
Es a ella a quien debemos rendir un sincero homenaje.

Nunca podré olvidar el viaje de Juan Pablo II a Cuba - aunque entonces no me estaba tan cercano como ahora - aquella fue una de las visitas apostólicas que más me impactó, por lo increíble, por el entorno, por el calor humano del pueblo cubano que se había literalmente apoderado de nuestras pantallas.

“«No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo», dejen que Él entre en sus vidas, en sus familias, en la sociedad, para que así todo sea renovado” les decía el Papa a su llegada.


Venía a “confirmarlos en la fe, animarlos en la esperanza, alentarlos en la caridad;” como peregrino del amor y la verdad, “con el deseo de dar un nuevo impulso a la labor evangelizadora que, aun en medio de dificultades, esta Iglesia local mantiene con vitalidad y dinamismo apostólico caminando hacia el Tercer Milenio cristiano.”

Hasta llegó plantear un desafío:
Que Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba para que este pueblo, que como todo hombre y nación busca la verdad, que trabaja por salir adelante, que anhela la concordia y la paz, pueda mirar el futuro con esperanza.”

Iniciaba su homilía en Santa Clara con una cita sumamente sutil
«Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino» (Dt 6, 6-7).

Con emoción y cariño saludaba a los cubanos diciendo “Mi gozo es grande y sé que el de ustedes también. La vista de esta asamblea es muy hermosa y su belleza aumenta cuando se ve que el vínculo que nos une es la fe.”

En su homilía a los “queridos jóvenes cubanos, esperanza de la Iglesia y de la Patria” les animaba: “No te dejes vencer por el mal; vence al mal a fuerza de bien» (Rm 12, 21).

“Muchas son las expectativas y grande es la confianza que el pueblo cubano ha depositado en la Iglesia, como he podido comprobar durante estos días” - les decía a los Obispos - “Los animo, pues, a continuar en su servicio de defensa y promoción de la dignidad humana “Conozco bien su sensibilidad de Pastores, que los impulsa a afrontar con caridad pastoral las situaciones en las que se ve amenazada la vida humana y su dignidad. Luchen siempre por crear entre sus fieles y en todo el pueblo cubano el aprecio por la vida desde el seno materno, que excluye siempre el recurso al aborto, acto criminal. Trabajen por la promoción y defensa de la familia..” Animen a los fieles laicos a vivir su vocación con valentía y perseverancia. Los fieles católicos, al igual que los demás ciudadanos, tienen el deber y el derecho de contribuir al progreso del País. Sé que su atención pastoral no ha descuidado a quienes, por diversas circunstancias, han salido de la Patria pero se sienten hijos de Cuba. En la medida en que se consideran cubanos, éstos deben colaborar también, con serenidad y espíritu constructivo y respetuoso, al progreso de la Nación, evitando confrontaciones inútiles y fomentando un clima de positivo diálogo y recíproco entendimiento.”

Y así lo hicieron! Por eso este homenaje.
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