Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 22 de septiembre de 2012

Karol Wojtyla, el Papa obrero: “aquellos cuatro años de trabajo me han valido más que dos doctorados”



(foto de Wikipedia)

el Papa preguntaba  ¿Qué tiene que ver la religión con la industria?, ¿no son dos realidades heterogéneas? ¿No vienen a mezclar lo sagrado con lo profano? ….y más adelante respondía: “ si el hombre es el valor primero, nosotros no podemos disminuirlo y como decapitarlo, negándole su proyección esencial hacia la trascendencia, es decir, hacia Dios, que ha hecho del hombre el colaborador. En esta visión superior, el trabajo, castigo y al mismo tiempo premio de la actividad humana, comporta otra relación, esto es, la esencialmente religiosa, que ha expresado felizmente la fórmula benedictina: ¡Ora et labora! El hecho religioso confiere al trabajo humano una espiritualidad animadora y redentora. Este parentesco entre trabajo y religión refleja la alianza misteriosa, pero real, que media entre el actuar humano y el providencial de Dios, causa primera que rige y gobierna la creación”.

Terminado su discurso oficial Juan Pablo II en la parte más íntima de su diálogo con los trabajadores les contaba su propia experiencia de obrero:

“Como he dicho al comienzo, es la primera vez que hablo a trabajadores, a operarios de una ciudad obrera; la primera vez en Italia, pues lo he hecho con frecuencia en Polonia. Sobre todo, ya sabéis que yo también he sido obrero durante más de cuatro años y valoro mucho aquel período de mi vida. He dicho en muchas ocasiones que en aquellos cuatro años de trabajo me han valido más que dos doctorados. Y debo añadir que precisamente entablé amistad con obreros de mi mismo taller, de la misma fábrica en la que trabajábamos juntos, y esta amistad ha durado hasta después de la guerra, hasta después de la ocupación nazi.
Cuando era ya sacerdote y después obispo y cardenal, he seguido manteniendo estos contactos personales con mis amigos trabajadores. Además, vengo de una parte de Polonia que es la más industrializada del país, o sea, la parte meridional de Polonia, entre Cracovia y Silesia. Y siendo obispo y cardenal, he tenido muchas, muchísimas ocasiones de ir a Nowa Huta, centro conocido quizá también en Italia, ciudad industrial surgida en un pueblo de labradores y que ahora con sus 200.000 habitantes es mucho más grande que Pomezia; está situada en las cercanías de Cracovia. Otras ocasiones eran los encuentros con los obreros de Silesia, centro muy industrial donde sobre todo hay mineros. Con todo esto quiero haceros notar un detalle. Al hablaros aquí esta tarde a vosotros, obreros italianos de Pomezia, he estado esperando a ver cuál era vuestra reacción a las palabras del Papa que se encuentra por vez primera entre obreros italianos. He hablado sólo de problemas fundamentales: religión y trabajo, Iglesia y mundo del trabajo; y no he entrado en detalles porque no conozco bastante la situación. En Polonia he hablado siempre de otro modo; pero es que allí tenía experiencia personal y, como conocía los problemas, podía entrar en cuestiones particulares. Debo decir que ha habido algo que me ha impresionado y es vuestra reacción cuando he dicho "el trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo". Vuestra reacción ha sido la misma que en Polonia. Me acuerdo todavía de mi última homilía en Piecary, Silesia, ante 200.000 trabajadores, mineros en su mayoría. Cuando pronuncié esa frase, la reacción fue la misma. Se ve que existen algunos elementos, algunos principios que son comunes y de los que se deduce enseguida tanto en Italia como en Polonia —y pienso que en todo el mundo— que la verdad es tal que no puede ser otra. Os doy las gracias por ello, porque he tenido con los obreros italianos la primera experiencia personal que ciertamente me servirá y ayudará a captar, conocer y comprender cada vez mejor el mundo del trabajo y el mundo de los obreros de Italia. A ello estoy llamado, pues siendo Obispo de Roma y siendo Papa, soy servidor vuestro. Como dijo Cristo, no he venido a ser servido sino a servir.”

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