Fue un 16 de octubre negro, triste, trágico.
Leemos en la Enciclopedia del Holocausto
que en el momento de la ocupación alemana del norte y el centro de Italia a
principios de 1943 vivían aproximadamente 12.000 judíos en Roma. El 16 de octubre de 1943 más de 1.000 de ellos fueron
apresados y deportados al campo de concentración de Auschwitz. Tan solo un
pequeño número regresó a sus hogares.
Es un momento de la historia que no puede faltar
en este blog en honor a Juan Pablo II por su intima relación con el pueblo judío,
desde su más tierna infancia en su pueblo
natal Wadowice hasta sus días como Sumo Pontífice y Obispo de Roma.
A 69 años
de aquella deportación de hebreos romanos, la comunidad Sant'Egidio y la comunidad hebraica de Roma,
como lo hace todos los años a partir de 1944, han recordado esos momentos trágicos en lavida de la ciudad organizando una peregrinación de la memoria “para que todos
sobre todo las generaciones jóvenes” no olviden aquellos días de la deportación
y la ocupación nazi. Una peregrinación
que partió en silencio el 16 de octubre pasado a las 19.00 desde Santa Maria en
Trastevere y transitó por el camino de los deportados antes de partir en tren
hacia Auschwitz. Miles de antorchas y grandes carteles negros con los nombres de los campos
de concentración....para reafirmar
su "NO" a toda forma de discriminación.
Mucho se ha escrito y criticado a la Iglesia por su “inacción” en aquel
periodo nefasto de la historia en que Hitler hasta había ordenado destruir elVaticano, o sea una crítica totalmente infundada.
El odio de Hitler llegaba mucho mas allá de destruir al pueblo hebreo, su
intento era destruir toda una civilización. Mientras tanto el trabajo de la Iglesia en la
persona del Papa Pio XII, a quien quisieron desacreditar llamándolo “el papa de
Hitler” fue silenciosa y encomiable. Las difamaciones contradicen radicalmente la
verdad. Podemos constatarlo en Corazones.org con abundantes enlaces a otras bibliografías.
Juan Pablo II decía en su
discurso en la sinagoga de Roma el 13 de abril de 1986 “la comunidad judía de Roma pagó un
alto precio de sangre. Y fue ciertamente un gesto significativo el que, en los
años oscuros de la persecución racial, las puertas de nuestros conventos, de
nuestras iglesias, del seminario romano, de edificios de la Santa Sede y de la
misma Ciudad del Vaticano se abrieran para ofrecer refugio y salvación a tantos
judíos de Roma, rastreados por los perseguidores.”
Invito ver un corto video
Leer en Hazte Oir Pio XII y los judíos: Benedicto XVI en la Gran Sinagoga de Roma
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