Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 31 de mayo de 2013

Juan Pablo II : El mes de mayo debe continuar en nuestra vida

Hoy finaliza, según el calendario litúrgico, el mes de Maria que celebramos todos los años durante el mes de mayo.

Al finalizar el mes mariano en su homilía ante la Gruta de Lourdes de los jardines vaticanos el jueves 31 de mayo de 1979 el Papa Juan Pablo II nos invitaba a reflexionar “en la actitud interior fundamental de la Virgen Santísima en su relación con Dios: su fe. ¡María ha creído! Ha creído en las palabras del Señor, transmitidas por el Arcángel Gabriel; su corazón purísimo, ya entregado totalmente a Dios desde la infancia, se dilató en la Anunciación por el Fiat generoso, incondicional, con el que aceptó convertirse en la Madre del Mesías e Hijo de Dios: desde ese momento Ella, introduciéndose aún más profundamente en el plan de Dios, se dejará llevar de la mano por la misteriosa Providencia y por toda la vida, arraigada en la fe, seguirá espiritualmente, a su Hijo, convirtiéndose en su primera y perfecta "discípula" y realizando cotidianamente las exigencias de este seguimiento, según las palabras de Jesús: "El que no toma su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo" (Lc 14, 27).”

Nos exhortaba además que “el mes de mayo no puede terminar; debe continuar en nuestra vida, porque la veneración, el amor, la devoción a la Virgen no pueden desaparecer de nuestro corazón, más aún deben crecer y manifestarse en un testimonio de vida cristiana, modelada según el ejemplo de María, "el nombre de la hermosa flor que siempre invoco / mañana y tarde", como canta el poeta Dante Alighieri (Paradiso, XXIII, 88).”


Visitación de Mariotto Albertinelli (1474-1515 – Wikipedia)

Nos recordaba a su vez la festividad de la Visitación de Maria a su prima Isabel: “La fiesta de hoy, la Visitación, nos presenta otro aspecto de la vida interior de María: su actitud de servicio humilde y de amor desinteresado para quien se encuentra en necesidad. Apenas ha sabido por el Arcángel Gabriel el estado de su pariente Isabel, se pone inmediatamente en camino hacia la montaña, para llegar "con prisa" a su ciudad de Judea, la actual "Ain Karim". El encuentro de las dos Madres es también el encuentro entre el Precursor y el Mesías que, por la mediación de su Madre, comienza a obrar la salvación haciendo exultar de alegría a Juan el Bautista todavía en el seno de la madre.”

Y terminaba su homilía con una oración:

¡Oh Virgen Santísima, Madre de Dios, Madre de Cristo, Madre de la Iglesia, míranos clemente en esta hora!

¡Virgo Fidelis, Virgen Fiel, ruega por nosotros! ¡Enséñanos a creer como Tú has creído! Haz que nuestra fe en Dios, en Cristo, en la Iglesia, sea siempre límpida, serena, valiente, fuerte, generosa.

¡Mater Amabilis, Madre digna de amor! ¡Mater Pulchrae Dilectionis, Madre del Amor Hermoso, ruega por nosotros! Enséñanos a amar a Dios y a nuestros hermanos como Tú los has amado: haz que nuestro amor hacia los demás sea siempre paciente, benigno, respetuoso.

¡Causa nostrae letitiae, Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros! Enséñanos a saber recoger, en la fe, la paradoja de la alegría cristiana, que nace y florece del dolor, de la renuncia, de la unión con tu Hijo crucificado: haz que nuestra alegría sea siempre auténtica y plena, para poderla comunicar a todos.

Amén

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