Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 9 de noviembre de 2013

Karol Wojtyla/Juan Pablo II y el amor a su patria Polonia


Entrevista al padre Aldino Cazzago, director de la Revista Internacionbal de Teologia y Cultura “Communio” por Michelange Nasca (traducido de Vatican Insider)



En su último libro, “Juan Pablo II. «Ama a los demás pueblos como al tuyo», publicado por Jaca Book, el director de la Revista “Communio” desarrolla y profundiza en la personalísima e intensa unión de Karol Wojtyla con su patria, Polonia. Nos encontramos con él para hacerle algunas preguntas:.

Generalmente tratándose de un papa se acostumbra resaltar los principales temas de su magisterio y de su apostolado. Usted, en cambio, hablando de Juan Pablo II, ha escogido el tema de la nación y de la patria.
Mas allá de los grandes temas de la enseñanza y del magisterio, desarrollados durante el periodo de su largo pontificado, de  hecho Juan Pablo II nos ha dejado en herencia también una historia de la extraordinaria relación con su tierra de origen. Como ha dicho el historiador Andrea Riccardi, Juan Pablo II es el primer papa de los 900 que no se “desnacionalizó”. En general cuando los obispos se convierten en papas – precisamente por las características de su ministerio, específicamente católico – dejan un poco de lado su relación con la tierra de origen;  Karol Wojtyla, en cambio nunca ocultó – sino que además se  mostraba orgulloso de su relación con las raíces polacas, y en diversas circunstancias siempre ha hecho saber y dejado en claro la gran riqueza que él había podido traer de la cultura cristiana de su tierra, de su patria.

Cuáles son los textos donde la relación de Juan Pablo II con la tierra polaca sobresale mas? 
Juan Pablo II comenzó a reflexionar sobre el tema de la patria y de la nación ya como obispo, para explicar/se, ante todo a sí mismo, que es la patria y que es la nación. 
Karol Wojtyla – creo que es importante resaltarlo – ha desarrollado sus argumentos por medio de la poesía. Entre sus obras literarias tenemos tres largas y bellísimas poesías que demuestran la particular unión del Arzobispo de Cracovia con la historia y la cultura polacas. Una de ellas es la poesía titulada “Vigilia pascual 1966”. En Polonia se festejaban los 1000 años del cristianismo, y Wojtyla – casi como a través de una lupa -  reflexionaba sobre estos mil años de fe, a la luz del misterio pascual. Algunos años más tarde, en 1974 escribía una segunda larga poesía titulada “Pensando mi patria”, una verdadera joya de meditación sobre el tema de la patria: en aquellos esplendidos versos escribía “Cuando yo pienso, cuando digo  «patria» me estoy expresando a mí mismo, y me enraizo y el corazón me dice que ella es la frontera oculta que va de mi hacia los otros hombres para abrazarlos a todos en un pasado más antiguo que cada uno de nosotros.”
Para Wojtyla la patria no es una torre de marfil, un recinto cercado por alambre detrás del cual esconderse, sino que directamente es una frontera oculta que va de mi hacia los otros, una ventana que se abre a un encuentro con quienes están mas allá de sí mismos. Finalmente me gusta recordar la tercer poesía, escrita en 1978, a pocos meses de  su elección al pontificado al santo patrono de la ciudad de Cracovia, San Estanislao muerto en 1079 por orden del Rey Boleslao, el Atrevido.  Leída ya concluido su pontificado podemos decir, que sin saberlo, en esta poesía, Juan Pablo II – reflexionando sobre San Estanislao – implícitamente dice algo de sí mismo. “La Iglesia – escribía – se ha abrazado con mi tierra para que todo lo que está atado en ella, esté también atado en los cielos. Hubo un hombre (Estanislao) en quien mi tierra se dio cuenta de que está también atado en los cielos.  Hubo un hombre así, hubo otros hombres…y siempre los habrá…Por ellos mi tierra se ve en el sacramento de una nueva existencia”. Cuando escribía estas palabras Karol Wojtyla, probablemente, habrá pensado que su misión en aquel contexto histórico – ideológicamente difícil para la nación entera, herida por la cultura marxista que tenía como objetivo terminar de “desconectar” la tierra del cielo – era en cambio recordarse a si mismo, a la Iglesia y a la nación que la historia polaca no podía ser pensada y reeescrita sin el aporte del cristianismo.  

Para Juan Pablo II, el término patria es solo un valor afectivo?

 La respuesta a esta pregunta la encontramos en el discurso que Juan Pablo II tuvo durante su primer viaje a Polonia, en junio de 1979. Apenas aterrizado en Varsovia, se dirigió a las autoridades civiles en estos términos: “La palabra "patria" tiene para nosotros un significado tal, conceptual y a la vez afectivo, que otras naciones de Europa y del mundo no parecen conocer, especialmente las que no han experimentado —como nuestra nación— daños históricos, injusticias y amenazas.”  En 1920 cuando nació Karol Wojtyla,  Polonia – durante casi 120 años dividida entre Austria, Prusia y Rusia – hacia dos años que había recuperado su independencia. No obstante esta división política, no se había perdido entre los polacos el sentimiento de pertenencia a la nación. Todo esto había ocurrido sobretodo – como explicaría el Papa en reiteradas oportunidades en sus varios viajes a su patria – porque el pueblo polaco había encontrado en la cultura un factor significativo de cohesión y de identidad.  

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