Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 26 de agosto de 2017

La Comunión de los divorciados

Con el título “Se publica en la web  del Vaticano la carta del Papa a favor de la comunión de los divorciados vueltos a casar en ciertos casos” el blog de la Parroquia San Juan Bautista cita la carta del Papa Francisco, ofrece comentarios y también presenta detalles sobre el magisterio de San Juan Pablo II y Benedicto XVI sobre esta situación tan controvertida, que ya ha dado que hablar y pienso que seguirá siendo tema de debate por un largo tiempo. Personalmente el tema me parece harto interesante y creo que todos deberíamos analizarlo a conciencia, aunque por cierto confunde.  
Invito leer los sensatos comentarios del Padre Ricardo Mazza en su propio blog donde aparece este post y analizar también las noticias relacionadas.
Cito textualmente aquí solamente el texto referido a San Juan Pablo II y a Benedicto XVI (pero invito leer el post de la Parroquia San Juan Bautista completo):

El Magisterio de san Juan Pablo II y Benedicto XVI excluye tal posibilidad. En la exhortación apostólicaFamiliaris Consortio de San Juan Pablo II se lee:

    La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su práxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.


    La reconciliación en el sacramento de la penitencia —que les abriría el camino al sacramento eucarístico— puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, —como, por ejemplo, la educación de los hijos— no pueden cumplir la obligación de la separación, «asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos»
    Familiaris Consortio 83



Y Benedicto XVI indica en SacramentumCaritatis:
    El Sínodo de los Obispos ha confirmado la praxis de la Iglesia, fundada en la Sagrada Escritura (cf. Mc 10,2-12), de no admitir a los sacramentos a los divorciados casados de nuevo, porque su estado y su condición de vida contradicen objetivamente esa unión de amor entre Cristo y la Iglesia que se significa y se actualiza en la Eucaristía...



    .... se ha de evitar que la preocupación pastoral sea interpretada como una contraposición con el derecho. Más bien se debe partir del presupuesto de que el amor por la verdad es el punto de encuentro fundamental entre el derecho y la pastoral: en efecto, la verdad nunca es abstracta, sino que «se integra en el itinerario humano y cristiano de cada fiel ». Por esto, cuando no se reconoce la nulidad del vínculo matrimonial y se dan las condiciones objetivas que hacen la convivencia irreversible de hecho, la Iglesia anima a estos fieles a esforzarse por vivir su relación según las exigencias de la ley de Dios, como amigos, como hermano y hermana; así podrán acercarse a la mesa eucarística, según las disposiciones previstas por la praxis eclesial.
    Sacramentum Caritatis, 29



Por su parte, el Concilio de Trento condenó la tesis de que haya circunstancias que hagan imposible al hombre cumplir la ley de Dios

    Si alguno dijere que es imposible al hombre aun justificado y constituido en gracia, observar los mandamientos de Dios; sea excomulgado.
    Trento, Canon XVIII sobre la Justicicación



Y la Escritura asegura que Dios ayuda siempre a soportar la tentación:



    No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla.

    1ª Cor 10,13

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